El documento presenta una reacción al artículo "La filosofía y el aprendizaje cristiano". Primero, resume los principales puntos del artículo, incluyendo que la filosofía no debe evitarse sino examinarse cuidadosamente y que la educación cristiana debe basarse en un compromiso con Cristo. Luego, discute tres mitos tradicionales sobre la filosofía y la educación cristiana, argumentando que la fe y la razón no son incompatibles, el crecimiento intelectual no perjudica la fe, y lo sagrado y lo
La filosofía y el aprendizaje cristiano: ¿Un camino a la desesperación o una carretera al entendimiento
1. Universidad de Montemorelos
Escuela de Ciencias de la Educación
Trabajo presentado en cumplimiento de la materia de
Fundamentos de la Educación
Reacción del Artículo
“La filosofía y el aprendizaje cristiano”
Presentado por:
Nohemí Barrera García
Montemorelos, N.L.; 09 de agosto de 2010
2. Reacción:
La filosofía y el aprendizaje cristiano: ¿Un camino a la desesperación o una
carretera al entendimiento?
John M. Fowler
El consejo de las escrituras en cuanto a mantenernos alertas a los engaños de la
filosofía se debía principalmente a grupos que representaban una amenaza real al
crecimiento del cristianismo, en ese tiempo. El consejo no quiere decir, que como
cristianos debemos mantenernos ajenos a los postulados filosóficos, en este punto
caben las palabras del apóstol Pablo de examinarlo todo, retener lo bueno y desechar
lo malo, porque a fin de cuentas no podemos mantenernos inmunes a filosofías con
las que muchas veces sin darnos cuenta nos relacionamos.
Por otra parte, el maestro tiene la responsabilidad ante los alumnos de conseguir
mejores resultados en el proceso del aprendizaje a fin de ayudarlos a enfrentar los
problemas sutiles y obvios, que la filosofía ofrece tanto en el aprendizaje como en la
vida diaria.
Por lo cual, tanto los docentes como los alumnos no pueden ignorar que se
desarrollan en un mundo cuyos compromisos filosóficos y metas académicas pueden
ser diferentes a la perspectiva cristiana. Ante estas diferencias el autor anima tanto a
docentes como a alumnos a no esconder la cabeza como el avestruz, sino a
enfrentarla la educación con sabiduría, estableciendo como punto de partida que la
educación cristiana debe estar basada y afirmada en un compromiso Cristocéntrico.
Primeramente, hace un llamado a dejar de lado algunos mitos tradicionales con
respecto a la filosofía como: El que la fe y la razón son incompatibles, ya que
podemos entender que tanto la fe como la razón son dones que Dios ha otorgado a
los hombres y que cualquier incompatibilidad que se perciba, por supuesto no está
basada en la Palabra de Dios. Ya que en Isaías 1:18 Jesús dice “Venid luego y
3. razonemos juntos”, y al mismo tiempo en Heb. 11:6 describe la fe como fundamental
en nuestra relación con él.
Además la Hna. Elena G. de White, en uno de sus escritos invita al que se dedica a
la adquisición de conocimientos a esforzarse por alcanzar altas metas, ampliando su
conocimiento, tanto como de la capacidad de sus facultades, sólo con la advertencia
de aferrarse a Dios quien es la fuente de sabiduría y quien puede resolver cualquier
problema difícil y puede revelar los secretos ocultos.
El segundo mito es que el crecimiento intelectual perjudica la fe cristiana. Siendo
que es al contrario porque un cristiano educado, puede transmitir mejor el mensaje
por todas las herramientas y el conocimiento adquirido. En la Biblia se registran casos
de hombres que no tenían preparación, pero era para probar que Dios puede usar a
cualquier persona que él elige. Sin embargo podemos ver también el poder de
hombres educados que se sometieron a las demandas de la fe como Daniel, Moisés y
Pablo.
Se entiende que la ignorancia no aumentará la humildad, es por eso que el objetivo
de la educación es capacitarnos para usar los dones y talentos que nos dé para su
servicio y representar bien la religión de la Biblia y promover la gloria de Dios.
Un tercer mito es la percepción de que existe una distinción entre lo sagrado y lo
secular y que debemos vivir esta separación. Del cual podemos entender que no se
debe separar lo sagrado y lo secular. ya que se corre el peligro de olvidar que Dios es
la fuente de todo conocimiento el cual es quien educa nuestra mente, es decir
olvidarnos toda la semana de él y vivir como si no existiera.
Por último el autor nos invita a desarrollar una cosmovisión plausible a partir de la
cual proseguir nuestro viaje intelectual.
Trabajando dentro de una cosmovisión cristiana fundamentada en la fe, el
aprendizaje cristiano puede funcionar sin comprometer la fe o sacrificar la integridad
intelectual, sino, centrado en Dios, con características redentoras y orientando al
servicio.